No tengo ni la menor idea de lo que suceda mañana, de lo que
Dios tenga preparado para mí a partir de mañana. No conozco mi futuro, ni tengo
ninguna certeza de él, pero hoy, hoy me siento plena, feliz, en paz. Hoy sueño
e intento alcanzar mis metas, hoy me pongo a prueba, y me digo a mi misma cada
vez que pienso que no puedo: "si puedes, si has podido". Hoy
agradezco cada una de las bendiciones que Dios me da sin siquiera merecerlas.
Hoy río por segundos, que últimamente parece que río por horas, pues esa risa
pasa por cámara lenta dentro de mi mente, como si supiera que mañana... mañana
yo no sé si pueda reír así.
Hoy disfruto la "monotonía" del día a día; muchos
le llaman así, yo le llamo milagro. Para mí es un milagro poder abrir los ojos
y que lo primero que yo vea sea la luz del sol pasando por mi ventana y no los
reflectores del hospital. Es un milagro poder levantarme de la cama sin ningún
cable enredado en mi cuerpo. Es un milagro arreglarme sin la ayuda de mi mama o
el cuidado de mi papa. Es un milagro poder bajar las escaleras, aunque muchas
veces mis rodillas truenan, pero las estoy bajando por mi cuenta, nadie me
ayuda, es un milagro. Es un milagro sentir los rayos del sol que queman y no
sentir el frió de todos los aparatos que usaban para el control de mi salud.