Tuve un sueño, lo tuve en mi mente y lo guarde en mi corazón. Tuve un
sueño, lo viví muchas veces mientras dormía, y otras veces mientras mi mente no
tenia en que ocuparse. Tuve un sueño, y lo sacaba a relucir de ese corazón frágil,
y a la vez fuerte por la gracia de Dios, lo sacaba y pensaba en lo que haría
cuando El me lo concediera, imaginaba los rostros que me rodeaban al vivir ese
sueño; lo sentía cerca, y muchas veces muy, pero muy lejos.
Durante casi 4 años, mi sueño, se convirtió en el sueño de muchos más; de mis padres, que al dormir compartíamos el mismo pensamiento, de mis hermanas, que en su inocencia deseaban que Dios lo cumpliera, de mis amigos, que entre risas siempre se pronunciaba el interés por cumplir mi sueño, así fuera el estar a mi lado, acompañarme, apoyarme, y tratarme de la manera más normal hasta que ese sueño pudiera cumplirse.